Nope! Presagio de un mal milagro
- Araceli Tario
- 29 ago 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 oct 2022

¿La ira de la naturaleza ultrajada ocasiona fenómenos sobrenaturales? Jordan Peele ha llamado la atención del público por su singularidad cinematográfica y ser explícitamente inclusivo como se aprecia en sus dos largometrajes previos: Get Out (2017) y Us (2019) que a su vez plantean una crítica social ¿pero será lo mismo con Nope! (2022)?
Esta es la historia de Op (un impávido Daniel Kaluuya) y Em (una inquieta Keke Palmer), dos hermanos, quienes al estar buscando sobrevivir de su legado equino familiar, se percatan de una anomalía natural que los acecha.
Mezclando diferentes géneros cinematográficos, haciendo de este largometraje una especie de western de ciencia ficción, Peele ahora amplía su perspectiva no solo a lo visual, como se observa en las locaciones y sets que se construyeron para hacer más claro la inminente amenaza, sino también en su colectivo, como se aprecia en su preocupación latente y con la referencia bíblica con la que inicia: "Echaré sobre ti inmundicias, Te haré despreciable, y haré de ti un espectáculo."; dejando entrever una interesante propuesta acerca de si la destrucción del hombre por un castigo supremo se pueda deber a esta "explotación por la atracción enfermiza al espectáculo" (sic.) a la cual constantemente se refiere el cineasta en entrevistas, llevando al público de este largometraje, a poner en evidencia dicha premisa; sin embargo, esta idea no logra mantenerse al tener interrupciones en su ritmo con algunos trucos (visuales y auditivos) para engañar al público más ingenuo que aunque funcionan para crear la tensión y la intriga necesaria, no llevan a alguna conclusión, quedándose en meros planteamiento confusos y duración innecesarias previas al clímax que no se modificaría si no estuvieran, demostrando inexperiencia del cineasta por concretar un significado.
Para retratar este fenómeno sobrenatural, Peele, además de hacer homenaje a la industria, aprovecha los recursos técnicos a su disposición destacando la tecnología IMAX para ser espectacular y mantener la escala de este manifiesto teológico y social que plantea, impresionando en la memoria gracias a la fotografía impecable a cargo de Hoyte Van Hoytema (Tenet, Ad Astra) quien con maestría realizó modificaciones al lente de las cámaras para poder realizar composiciones diferentes para las secuencias nocturnas y dar un impacto visual especial en combinación con los efectos especiales, creando la atmósfera necesaria para esta historia de depredación inminente que tiene mayor resonancia por la narrativa a capítulos y la edición de Nicholas Monsour, mientras que para el acompañamiento musical, la banda sonora de Michael Apels no solo con sus melodías sino con sus efectos sonoros remite a clásicos (y no tan clásicos) de ciencia ficción como War of the Worlds (1953), The day the earth stood still (1951), Close encounters of the third kind (1977), The abyss (1989) y The Forgotten (2004).
¡Nop! Es para público que gusta de historias de misterio con toques de ciencia ficción y humor que manifiestan una preocupación de las implicaciones de la explotación de la naturaleza por el delirio de grandeza humana aunque sea de manera espectacular y un poco superficial.
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