La sustancia: Autoviolencia dismórfica
- Araceli Tario
- 17 sept 2024
- 2 Min. de lectura

¿Cuál es la violencia más letal: la externa o la autoinfligida?
Coralie Fargeat valientemente se arriesga en su segundo largometraje La sustancia (The Substance, 2024) con el cual fue acreedora a la Palma de Oro en la categoría de Mejor Guión en Cannes 2024 por abordar sin filtro y sin límite el tema del autoestima así como la belleza y la violencia en la auto percepción llevándolo con un estilo necesariamente excesivo y grotesco para transmitir esa visceralidad de la condición humana.
Esta es la historia de Elisabeth Sparkle (una ensimismante Demi Moore), una actriz y modelo quien al saber será reemplazada en su programa de aerobics en la televisión, encontrará en La sustancia, una posible solución a esto, aún y desconozca los efectos secundarios de la misma.
Es sorprendente que a pesar de las evidentes influencias cinematográficas de Fargeat, se puede distinguir un estilo propio que no solo se relaciona con su sexo y género sino también en su convicción cinéfila por transmitir una emoción y reflexión de lo preocupante que percibe la autoviolencia que se autoinfligen las mujeres cuando se trata de la belleza física. La premisa es muy sencilla y ya más que conocida; sin embargo, la narrativa la cual controla muy bien (ya que la misma Coralie se encarga de la edición en conjunto con Jerome Eltabet y Valentin Féron) transmite desde la primera secuencia una incomodidad que va escalando progresivamente, preparando al espectador hasta sus últimas y desenfrenadas consecuencias.
Mucho de este largometraje también funciona por el impecable y embelesante diseño de producción que junto con la fotografía de Benjamin Kracun quien hace uso de primerísimos primer plano, primeros planos y close-ups de encuadres atractivamente repulsivos, crean una atmósfera ideal para esta fantasía metafórica para que esa disonancia resuene más en lo grave y triste de esta dismorfia cuando se encuentra en lo más profundo de un ser. Así mismo, las actuaciones son excepcionales que reforzadas por el tono de la historia pueden pasar desde lo admirable, lo impresionante y hasta lo ridículo logrando exponer de modo intenso lo que subyace en los trastornos emocionales, expresándo de modo gráfico lo que se encuentran sintiendo los personajes lo cual todavía se puede percibir más con el diseño sonoro y la música de Raffertie quien con tonos inquietantes y electrónicos nos lleva a esa realidad que solo este tipo de música logra cuando se trata de historias humanas corrompidas.
La sustancia es una película para público que gusta de propuestas arriesgadas, intensas y explícitas aunque lleguen a ser incómodas pero que busquen una nueva experiencia para vivir una experiencia cinematográfica.
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