La Civil: Entre morir o matar
- Araceli Tario
- 20 may 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 dic 2022

Cuando se trata de violencia en el cine, es triste darse cuenta que como público mexicano no nos sentimos ajeno a este y se vuelve aún más doloroso cuando se retrata dignamente en una ficción que deja en evidencia las “heridas del país” (sic.) tal como describe Teodora Mihai de su ópera prima La Civil (2021) quien junto a Habauc Antonio De Rosario co-escribió una historia basada en diferentes experiencias de madres cuyas hijas han desaparecido y han sido asesinadas en México.
En esta ficción seguimos a Cielo (una tenaz y maternal Arcelia Ramírez) a quien un día le solicitan recompensa por el secuestro de su hija Laura, lo que la llevará a involucrarse en un círculo de violencia con tal de encontrarla.
Para ser una ópera prima, es impresionante la maestría con la que Mihai maneja la cámara, caracterizándose por estar en su mayor parte en mano, a lado y/o a espaldas de Cielo para hacer al espectador uno con esta madre que no cabe en sí misma de la desesperación que siente, sin descuidar el lenguaje cinematográfico para recordarnos que lo que observamos es una ficción, luciéndose con planos secuencias que ponen más en evidencia el trabajo impecable y la colaboración con su fotógrafo Marius Panduru quien aporta en cada encuadre la atmósfera amenazante en la que se envuelve esta historia, con varias tomas contra luz o poca iluminación que da una sensación de parecer estar viendo un documental, lo que remite a la idea inicial que tuvo Mihai al investigar del tema; mientras que para acentuar el mensaje visual, el moderado y sutil uso de banda sonora a cargo de Jean-Stephane Garbe y Hugo Lippens se limita para darle mayor realismo destacando la importancia de los silencios o el sonido ambiental directo para percibir el ambiente aterrador, seco y duro que rodea estas vivencias.
Algo a destacar de este largometraje es el imponente elenco que la conforma y el gran trabajo de dirección actoral que se evidencia al mantener constante la contención de las emociones en las interpretaciones para darle un estilo más reservado pero no por ello menos contundente, sobresaliendo Arcelia Ramírez, Álvaro Guerrero (como un contrastante padre), Jorge A. Jiménez (un aguerrido comandante), Eligio Meléndez (un misterioso vecino) y Mónica del Carmen (una tierna y vulnerable madre) que dan un espectro más amplio de las personalidades y dinámicas que se pueden desarrollar en este “sistema” de violencia y exponerlas sin hacer preferencia de alguna perspectiva sino solo retrata esa diversidad.
La Civil es una película que no solo brinda voz a las madres de México que han sido víctimas de la violencia, sino busca perpetuar su memoria y conmover al público para reflexionar en cómo la violencia puede pervertir la vida y lo complejo que es ser víctima en un círculo vicioso que tristemente se perpetúa como si fuera necesaria y parte de un instinto de supervivencia.
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