Guerra Civil/ Civil War
Cuando no conocemos nuestra historia, definitivamente somos propensos a repetirla.
La guerra de secesión en los Estados Unidos sucedió durante la toma de poder y gobierno de Abraham Lincoln de 1861 a 1865 con el contexto social de la abolición a la esclavitud. Estados Unidos estaba dividido entre los que estaban a favor de continuar esclavizando y lo abolicionistas. A esto se le llamó la Guerra civil americana.
Alex Garland es un director que ha crecido abismalmente desde ExMachina en 2014. Y aunque ha realizado pocas películas, cada una de estas ha tenido alguna anotación humana, social o política. Su estilo narrativo no es del propio Hollywood y juega con una visión autoral propia que imprime personalidad a cada una de sus películas.
¿De qué va?
En un futuro próximo, un equipo de periodistas viajará por los Estados Unidos durante una guerra civil que se intensifica rápidamente y que se ha apoderado de toda la nación.
Hace solo unos días el Presidente Biden reafirmó su apoyo a Israel y su intervención está supeditada a la paz de medio oriente y cada uno de sus elementos. Estados Unidos es la potencia mundial en declive y aunque desde el 2001 con el ataque al WTC su poderío se ha ido apagando.
Garland se adelanta a plasmar un escenario dentro de una guerra civil entre dos frentes: WF y el EF. El presidente de los Estados Unidos se ha vuelto un fascista que comienza a dividir el país y como en toda democracia consciente, algunos están de acuerdo y otros no. El ejército se une al derrocamiento en conjunto con dos principales estados: California y Texas, aunque son de ideologías políticas distintas, llegan a rebasar eso por un país mejor y deciden ir a la casa blanca a terminar un golpe de estado. Así, Garland escribe un guión contundente y juega con un mundo presente. Adopta narrativas derivadas de otros directores o autores cinematográficos como Francis Ford Coppola con “Apocalipsis ahora” (1976) y todo se vuelve un periplo de un grupo de periodistas que se ven, por voluntad propia, rodeados por un infierno ocasionado por el extremismo político.
Civil War no es una película más de Guerra. Su director se ha encargado de hacerla lo más inteligentemente grandilocuente posible. El uso de la cámara, la fotografía y de la música se vuelven determinantes para un guion como este. Tampoco se puede decir que es sencilla por solo ser un Road trip para cruzar el país y ser testigos de un suceso determinante e histórico para el país más poderoso del mundo: la caída del imperio económico moderno.
La cinta no es condescendiente con su espectador y tampoco lo toma por tonto. Las imágenes hablan por sí solas y el riesgo que este equipo de estos fotoreporteros están corriendo incluye a quien la está viendo con su diseño sonoro y distribución de sonido parece que te encuentras en el campo de batalla. Es aquí cuando se vuelve ya una experiencia que solo se disfruta en el cine en la pantalla más grande que se pueda.
Ahora bien, los paralelismos que comparte con lo hecho por Coppola, son inevitables al servir de inspiración y de homenaje a “Apocalipsis ahora”; Civil War se pone la regla muy alta para sí misma y logra superarlo en todo aspecto. No estoy diciendo que sea mejor, son dos películas totalmente distintas ya que abordan la guerra desde puntos de vista diferentes. Coppola aborda la guerra desde sus entrañas criticando entre muchas cosas, los métodos y estrés a los que sus elementos son sometidos, pero también los estragos. Garland usa a sus reporteros como testigos y anunciantes de un apocalipsis que se venía venir, llevándonos por un camino de imágenes, algunas apabullantes, otras desgarradoras…pero siempre y ambas son aleccionadoras.
Civil War es una película testigo y profeta de su tiempo. Cada plano de Alex Garland es estructuradamente caótico. Es incisivo, cruel y honesto. #GuerraCivil es un Road trip a través de un futuro que nos está soplando en la nuca. ¡Es proféticamente escalofriante!
Boletómetro: 5 de 5 Boletitos