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Back to the Future: Mi densidad atemporal


Robert Zemeckis y Bob Gale poco imaginaban que el guión que les rechazaban por ser "inentendible" o como "reloj suizo" llevaría a desarrollar no solo un largometraje, sino una trilogía exitosa tanto en taquillas como cinematográficamente, el cual seguiría perdurando en el tiempo haciéndonos querer "Volver al futuro" aún después de más de 30 años del estreno de la primera entrega en 1985.


Todo inicia con Marty McFly (un tierno y acertado Michael J. Fox), un adolescente promedio con ambiciones, inseguridades e inconformidades propias de la edad quien por circunstancias se embarca en un viaje al tiempo en un DeLorean construido por el Dr. Emmett Brown (un auténtico y divertido Christopher Lloyd) llevándolo al año 1955.


Partiendo de una idea sencilla y a la vez honesta, en la que Bob Gale se cuestionó qué hubiera sucedido de haber conocido a sus padres en la secundaria, esta es sin duda una historia atemporal entrañable no solo por la nostalgia sino por la relevancia e inquietante interrogante de nuestra existencia: ¿coincidencia o destino? (O diría George McFly: densidad).

Y es que Back to the Future: Part I, es un largometraje que se destaca por muchos elementos, comenzando con el guión que pareciera perfecto por la sencillez con la que va desarrollando la historia, componiéndose de situaciones y presentaciones de personajes memorables (siendo las más especiales las que involucran al DeLorean) llevando de la mano al publico junto con Marty a comprender su universo y sus reglas que al no ser tan alejadas de la realidad se puede asimilar fácilmente aún y sean conceptos realmente abstractos o complejos que se equilibran con los gags y plantings que al completarse o cerrarse, le dan al espectador una sensación de pertenencia al descubrir cómo se relacionan entre si los eventos y personajes.


Otros aspectos fundamentales que favorecen a que funcione esta película involucra los diálogos que destacan por una excelente dirección actoral y al carisma de un elenco invaluable que demuestra que al parecer nacieron para el personaje que interpretan aún y sean antagónicos tal es el caso de Tom Wilson como Biff Tannen, quien es entrañablemente odioso, mientras que en el otro extremo está Crispin Glover como George McFly con su ingenuidad y excentricidad torpemente dulce. Del mismo modo, los aspectos cinematográficos que destacan son la fotografía de Dean Cundey y la edición de Harry Keramidas y Arthur Schmidt que son realmente impresionantes por el detalle y cuidado que tuvieron para cada momento, siendo mas memorables las secuencias o aventuras que vive Marty que perfectamente se acoloañar de una banda sonora triunfal y creativa de Alan Silvestri.


Back to the Future es una película ideal para quienes buscan historias entrañables por su nostalgia, ternura y humor atemporal con la capacidad de hacer reflexionar de la causalidad y casualidad en la vida.


Disponible en: Netflix



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