Ema: Un envoltorio vacío
- Araceli Tario
- 24 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 mar 2022

La expresión del ser y la libertad es algo inherente de la especie humana y no es nada ajeno a las historias que emplean el baile como un medio para hacerlo y lo hemos podido ver en películas grupales como Fame (1980), Center Stage (2000), Rent (2005) y las individuales como Flashdance (1983), Footloose (1984) y otras más recientes como la aclamada Billy Elliot (2000), la menos conocida pero no menos interesante Save the last Dance (2001), o la autodestructora Black Swan (2010); no obstante, y yendo en contra de todos los cánones ya citados anteriormente, Pablo Larraín decide emplear el reggaetón (ya sea para gusto o disgusto del público) como la “música” para contar la historia de Ema, haciéndola visualmente atractiva, muy urbana y femenina.
Con muchas inconsistencias y torpemente editada, esta peli nos cuenta la historia de Ema (una enérgica Mariana Di Girolamo), una bailarina de danza contemporánea que tras una fallida adopción con su pareja (un abúlico Gael García Bernal), decide reconsiderar su relación buscando redefinirse a través del reguetón y la sexualidad. Este largometraje que ha tenido una buena recepción internacional en diversos festivales fue inclusive ganadora del premio UNIMED en el Festival de Venecia 2019, otorgado por jóvenes de diversas Universidades del Mediterráneo que consideran la “diversidad cultural e integración” proyectadas en las películas en competencia.

Dejando de lado el disgusto particular por el reguetón y la excelente introducción que tiene, este largometraje carece de fondo en su historia, al no desarrollar ningún personaje y dejarlos como entes bidimensionales que solo siguen sus pulsiones cuando en apariencia estén pasando por un proceso trascendental para llegar a su desenlace. Y no es que una narrativa lineal no lo permita, solo que Ema se contradice anteponiendo la forma (fotografía, banda sonora, diseño de producción y coreografía) sobre el fondo, optando por ser errática y antipática como su misma protagonista que por lo mismo, su desenlace se percibe inconexo y falto de credibilidad. Si bien es cierto que no es convencional, tampoco es una propuesta y se queda como un intento vacío y pretensioso en donde los momentos más importantes se vuelven cómicos por lo patéticos que terminan viéndose, haciendo de esta película un envoltorio superficial de la nada.
Ema es una película para público que le gusten las historia urbanas que enfaticen en la forma y el reguetón aunque no tenga sentido la historia que cuentan.
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