La cacería involucionada
- Araceli Tario
- 24 sept 2018
- 2 Min. de lectura

¿Qué sucede cuando la ambición ridiculiza y hace grotesco un concepto que ya tuvo su momento? Se crean cosas como The Predator (2018) de Shane Black quien se ufana de haber creado y mantener un personaje icónico con una pretensiosa entrega que destaca por su falta de calidad, convicción y creatividad.
Situada en el presente, este largometraje gira en torno de un militar quien tiene un encuentro con un depredador en una de sus misiones y a consecuencia de esto (y su insubordinación lastimera por no querer cooperar con la verdad en su informe), es transferido como paciente psiquiátrico; sin embargo, esto se ve interrumpido una vez que el Depredador escapa de los científicos que lo capturaron poniendo en peligro a la ciudad.
Esto a grandes rasgos y sin mucha habilidad es puesto en pantalla, con un montaje y edición no dignas de este género de terror al que se supone pertenece o alude esta película. La dirección es burda, arrebatada y poco hábil y el guión coescrito por el mismo Black junto con Fred Dekker carece no solo de buen gusto sino de congruencia con su realidad en la que vulgariza con chistes grotescos y bastante bajos a esta criatura que en 1987 y todavía en 1990 se mantuvo como un ícono de la ciencia ficción de terror y que ahora es solo una mezcla de acción "gore" y "humor tipo stand up" para entretener por 107 minutos que si no se conecta con esta mezcla puede terminar por aburrir y cansar.
No queda mucho decir pues es una película con una fórmula en mente: entretener espectacularmente sin importar los medios, es decir, sin cuidar el contenido, las actuaciones o inclusive, los efectos especiales los cuales al ser en su totalidad digitales se observan de baja calidad y poco creíbles, dejando a un lado lo valioso de los efectos especiales prácticos que de hecho, fue lo que hizo especial las dos primeras películas de esta criatura.
El depredador es una película de entretenimiento gratuito o fácil que tiene la misma importancia como la que le dieron los realizadores para retomar la saga: ninguna que por más que se adorne en una pantalla IMAX y con tecnología 3D, solo queda el cascarón de lo que en algún momento fue interesante.
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