Cuernavaca, sobria primavera
- Araceli Tario
- 7 sept 2018
- 2 Min. de lectura
A veces hacer un proyecto por amor y bien intencionado no es suficiente para crear una película conmovedora, tal es el caso de Cuernavaca (2017) debut cinematográfico de Alejandro Andrade Pease quien toma esta ciudad como protagonista de su historia pues de manera personal, es un lugar al que le tiene mucho afecto.
Andy, un niño que al no poder vivir con ninguno de sus padres se ve obligado a vivir con su abuela quien vive en Cuernavaca, lugar en donde tendrá un viaje trascendental y emocional de autodescubrimiento y comprensión de la familia y la vida.
Este es un largometraje sobrio, una dirección bastante sencilla con momentos en los que Pease busca tener un estilo interesante como el uso de la cámara lenta y encuadres o tomas "bonitas" y con una narrativa lineal, siendo un guión un tanto desabrido reflejando que este largometraje se queda por ser una complacencia del director por hacer una historia personal y que desafortunadamente aborda temas interesantes pero de manera muy superficial que impiden que el público conecte con su historia; además que esto no se ayuda con las actuaciones poco orgánicas que lejos de ser debido a que en su mayoría son actores no profesionales, denotan una falta de dirección actoral pues a pesar de ser talentosos se denota su inexperiencia por un texto mal desarrollado lo cual inclusive es notable en los actores reconocidos como la española Carmen Maura quien tristemente en momentos se observa fuera de lugar. Por otro lado, aunque el corte del largometraje es como de una teleserie o película para televisión, la fotografía de Fernando Reyes Allende destaca por el cuidado de la luz particularmente en los momentos oníricos así como la banda sonora de Pablo Malaurie y Andrés Sánchez quien da una atmósfera de soledad y descubrimiento.
Es claro que la peli no busca la popularidad ni tampoco es pretensiosa; no obstante, se queda en ser una idea linda y un ejercicio cinematográfico de aprendizaje para Pease que en general da al público un momento de distracción pasajera y humana.